sábado, 12 de noviembre de 2011

El arte es dar vida a algo, no quitarla.


Juega a ser la muerte, se viste de rosa
y saluda al destino alzando su izquierda.
Con la derecha sujeta, si no otra cosa, su arma,
oculta tras un manto del color de la sangre y la vida.

¡Aquí estoy! Piensa, y ¡Ole! gritan desde arriba
y se pasea por la plaza, como bailando.
Sus huellas en la arena marcan el principio,
de un final que se sospecha de óbito escarlata.

¿Oyes los vítores y aplauss? Son los reos,
tan convictos de tal gala como el otro.
Y sale, así, la fiera galopante y el portón se cierra
¿Por qué teme entonces la fiera, si es tan fiera?

¡El arte comienza! ¡Qué disfrute!
El cuero del animal hace de lienzo
y las banderillas ¿Qué otra cosa serían, sino punzones?
y chorrean gotas de vida, y mojan la arena ¡Y así dibujan!

Con su disfraz de parca, otra vez saluda,
orgulloso, sobervio ¿Me veis? ¡Arrebato lo que es suyo
a un ser viviente! y yo pienso ¡Claro!
¿Quién enseñó a la fiera a defenderse?

El circo de la muerte, ingenuo arte,
entre animales salvajes y otros salvajes.
Artistas que no disfrutan de la dicha de dar vida,
artistas que son dichosos cuando esa vida, la quitan.

Espera.... ¿Dije artistas?

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